jueves, 29 de diciembre de 2011

Inteligentemente la inteligencia.


Cuando el profesor de filosofía me dijo que debía elegir un filósofo contemporáneo para realizar una exposición, se me vinieron muchos nombres a la cabeza Emile Michel Cioran, Richard Rorty, Imre Lakatos, José Antonio Marina, entre otros, y fue este último filósofo quien yo he elegido, y la razón fue este discurso, que para mí ha sido lo mejor que he escuchado.

El discurso se llama “La Inteligencia como gran recurso” y lo hizo en Valencia, España. En una conferencia sobre la educación en el país ibérico. El discurso dice así: “Mi especialidad es el estudio de la inteligencia pero de una manera muy particular, porque, en primer lugar la inteligencia es el gran recurso que tenemos todos, es el recurso que nos va a permitir resolver los problemas, pero no los problemas que estudiabas en la escuela, de matemáticas, de física, de química sino resolver los problemas vitales, los problemas que tenemos en la vida cotidiana, que es ¿cómo consigo vencer el desánimo, ¿cómo consigo situarme?. Hay una inteligencia estructural, la que miden los test de inteligencia, pero hay algo más importante, ¿cómo podemos utilizar esa inteligencia? Porque la experiencia nos dice que personas muy inteligentes se pueden comportar muy estúpidamente, nos dice también que con frecuencia nos empeñamos en amargarnos la vida, y nos dice que se está extendiendo la experiencia de que ¿si estamos tan bien por qué nos encontramos tan mal? No falta ser inteligente según los test, sino utilizar inteligentemente la inteligencia. Les voy a contar el caso de un alumno mío de segundo año de bachillerato con unos resultados excepcionales en los test, con unas notas espléndidas, que en segundo año se da cuenta de su inteligencia y empieza a despreciar a sus compañeros y a sus profesores y se convierte en jefecillo de un grupo de barrio, mucho más torpes que él a los que le resultaba muy fácil manejar, a los que les convence para que hagan pequeños hurtos y traficar drogas, le encanta manejar dinero y deja el estudio porque dice que lo interesante está en la calle, y a los 21 años se encuentra en la cárcel. Este chico era inteligente o estúpido? Según el test de inteligencia muy inteligente, según la manera que había resuelto sus problemas mentales muy estúpido. Que vamos a pensar de Bobby Fischer, campeón del mundo de ajedrez, pero una persona incapaz de resolver sus problemas. El asunto está que nos han dicho tantas veces que lo importante de la ciencia está en conocer, y al final nos convencimos y estamos diciendo que una demostración más grande de inteligencia es resolver ecuaciones diferenciales y que eso demuestra más inteligencia que organizar una familia feliz, tener una relación de pareja satisfactoria, construir una sociedad justa, a ¿qué estúpido se la ha ocurrido esto?”

Y es ahí cuando le digo a ustedes no creamos en todo lo que nos indica la sociedad, el que más sabe no es necesariamente el que más respuestas tiene, aquel que tiene preguntas, que se indaga sobre lo que pasa y lo que va a pasar también sabe y más que eso, quiere saber. Y si nosotros queremos aprender algo, debemos saber primero qué queremos aprender, y hacer todo lo posible e imposible por hacerlo, así tu test de inteligencia te diga que eres un bruto y que no servís para nada, quién te puede limitar a la nada? No tengan, es decir, no tengamos miedo de salir adelante, porque no sepas hacer una ecuación no significa que no sabes hacer nada, cada quien tiene su fortaleza y en cada quien está ponerla dedicación y pasión a la vida para potenciar esta fortaleza, en nosotros está la decisión de la historia que contaremos en un futuro, si queremos decir si llegamos a la meta, o contar las excusas del porqué de nuestros tropiezos.

José Antonio Marina, junto a otros pensadores españoles, fue uno de los que promovió la reforma a la educación en su país y aquí lo quiero citar a él nuevamente: “La preocupación universal por la educación ha generado un sistema de excusas en el que todo el mundo echa las culpas al vecino. Los padres a la escuela, la escuela a los padres, todos a la televisión, la televisión a los espectadores, al final acabamos pidiendo soluciones al gobierno, que apela a la responsabilidad de los ciudadanos, y otra vez a empezar.

En esta rueda infernal de las excusas podemos estar girando hasta el día del juicio. La única solución que se me ocurre es no esperar a que otros resuelvan el problema, sino preguntarme: ¿qué puedo hacer yo para solucionarlo?” Y es ahí cuando me pregunto, qué estamos haciendo nosotros para ser parte de la solución? Estamos esperando, sentados en el sofá viendo la televisión y diciendo “Que montón de problemas tiene este mundo” “Este no sirve para nada”, no he visto el primero que arregle los problemas sentado en un sofá. Muchos dirán que es imposible que solucionemos nosotros algo, que no somos nadie en este mundo, y les respondo con una frase de Eduardo Galeano: “Actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable” No le tengamos miedo al fracaso, pues en ese fracaso sólo termina una posibilidad, en tanto hay que entender que la vida es una aceptación permanente de posibilidades infinitas.

Yo les podría estar diciendo que José Antonio Marina es un filósofo, ensayista y pedagogo Español, que estudió filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y que su labor investigadora se ha centrado en el estudio de la inteligencia y el pensamiento divergente, y que se le considera el mayor exponente de la fenomenología española, ¿pero para qué? ¿Para qué les voy a decir todo esto, si en dos minutos no se acordarán ni del nombre de este filósofo? Entendamos que saber no es llenarnos de información, sino entender lo que nos están diciendo, ponerlo en práctica, enseñar no es mostrar, enseñar es dar una información y dar los métodos necesarios para entender, analizar y cuestionar dicha información, entendamos eso, entendamos que no somos más inteligentes por sabérnosla todas, la memoria no sirve y lo que se impone por la fuerza será rechazado, ninguno de nosotros será mejor persona ni mejor estudiante por saber algo de memoria, pongámonos como meta pensar, hagámonos preguntas, la verdad no es lo necesario, no hay ninguna verdad absoluta. No le tengamos miedo al saber más al querer más, al saber más siendo abogado, médico, ingeniero, periodista, lo que sea pero a saber más al querer saber más, no por obligación

Nunca nos creamos que nos la sepamos toda, porque el conocimiento nunca es para creernos más que el otro, el conocimiento es para querer saber más
No le tengamos miedo a vivir, entendamos que la mejor época de la historia es esta, porque es la época en la que nosotros estamos, es nuestra época, no añoremos lo que no tenemos, seamos felices con lo que poseemos. Eso es ser inteligente, amarnos, querer siempre lo mejor, no quedarnos en la masa que no piensa sino que recibe todos los códigos dados, ya que es una sociedad que le importa más las mentiras comprensibles que las verdades incomprendidas.
Con esto no quiero decir que los matemáticos o los amantes de los números, son personas estúpidas, al contrario quiero asegurar que todos nosotros tenemos la inteligencia, en cada uno está la forma de usarla, y en cada uno está de dejar el miedo a un lado de utilizarla.
Como decía Marina: "No valoramos lo que tenemos, sino lo que no tenemos aún o lo que hemos perdido." Aprendamos a valorar lo que tenemos, porque lo tenemos todo y todo se llama vida, y un mundo por delante para hacer del mundo algo mejor, algo diferente.

Por último quiero decirles, que podremos ser médicos, abogados, periodistas, ingenieros, politólogos, entre otros, pero primordialmente debemos ser buenas personas, conscientes con esta sociedad que se inclina más por el tener que por el ser, y entendamos que nuestra obligación no es ser los mejores, sino hacer todo lo posible para lograrlo.

RICARDO MADRID BUILES